Ficha de Alexander

Nombre: Alexander D.

Apellido: Beckenbauer

Apodo: Alex, Káiser.

Edad: Dieciocho años.

Sexo: Masculino.

Orientación sexual: Heterosexual.

Descripción psicológica: No soy especialista en hacerme autocrítica... ¡Está bien, lo admito, me encanta!. Soy bastante egocéntrico quizá más de la cuenta en cierto modo. Me gusta halagarme bastante, no en exceso, pero saber cosas buenas tuyas te hace sentir bien. La cabeza, aparte de para partir nueces la utilizo para bastantes cosas, tengo una inteligencia y agilidad mental notables, aunque no las utilice en todas las ocasiones. Sin embargo, a pesar de este dato, siempre llevo una cara de empanado que te hace caer de la silla, y acorde con la cara, y la situación(no en todos los casos) el 99% de las neuronas están de vacaciones o haciendo el anormal por Singapur. Muy atrevido para todo, para entablar relaciones, para actividades varias, para los amoríos, para las relaciones sexuales, para hacer tortillas(?), atrevido para todo, vamos.

No tengo vergüenza de nada, es algo que me falta en el diccionario personal. No es que sea un desvergonzado de estos normaluchos de la vida, simplemente, me importa lo que generalmente se llama "UNA MIERDA" lo que piensen de mi, siempre me centro en las cosas mías y las de mis seres queridos, amigos y archimegaenemigos(?). Lo admito, soy algo especial. Quitando todo esto, también tengo que decir, dar un aviso mundial, una carta a la casa blanca, a tu madre y a la del vecino, que tengo un malhumor de cuidado, sobre todo si me despiertan. Puedo provocar el apocalipsis mundial si alguien tiene el tupé de vacilarme o cabrearme a posta. Pierdo los estribos con relativa facilidad, al igual el aguante para extrangular a personas con cascanueces o abrir boquetes en las paredes con la cabeza, o no parar de soltar gilipolleces por la boca.

Tengo el carnet oficial de socio premium de "Cabrones anónimos, pero no tan anónimos". Soy un poquito bastante cabrón, me gusta picar a las personas donde más le duele, aunque también, sé pensar, no meto puya hasta dejar hecha a la persona un saco de huesos llorón... ¡lo dejo peor!(?). Con las personas de máxima confianza me suelo mostrar un poco más... amigable, ya que de la otra manera puedo llegar a despertar odio hacia mi persona hasta en Ghandi. Tachando y borrando todo lo demás, soy alguien bastante tranquilo aunque no lo parezca, me tomo las cosas con calma e intento no pasarme de la raya, aunque en la mayoría, por no decir todas, no pueda controlarme.

Sé que después de leer esto pensarás que tengo problemas mentales, pero no, no los tengo por ahora.

Descripción física: De altura media, rozando el metro setenta y cinco con un peso de cincuenta kilos. De contextura delgada con ausencia de músculos. Tez paliducha con apenas bronceado, siempre con un leve sonrojo en las mejillas. Ojos grandes y de un color verde pistacho, algo inusual. Cabello de mediana longitud en ciertos casos con falta de un peine de un color anaranjado claro.

Casi siempre llevo puesto el mismo tipo de vestimenta, algo elegante, bien arreglado con un toque sutil bla bla bla, simplemente para dar buena impresión. Suelo utilizar trajes blancos, por no decir que es siempre lo que utilizo la verdad.

Gustos:

-La música.
-Los libros de misterio.
-La bebida (no en exceso)
-Mangonear a personas.
-Siestas de vez en cuando.
-Los sabores dulces (¡Viva el azúcar, coño! (?))
-Las experiencias fuertes/placenteras, de vez en cuando no están mal.
-El orden.

Disgustos:

-¡Que me toquen lo ordenado!
-Que se pasen de listos conmigo.
-Las personas muy desordenadas.
-Los sabores muy amargos.
-Que me vacilen mientras trabajo.

Historia:

Que raro que no conozcas mi historia, y eso que está colgada en más de un sitio. Bueno, mi nombre es Alexander, supongo que ya lo sabrás, y mi oficio era jugador de fútbol profesional. Comencé mis andadas en Alemania, en la ciudad de Berlín. Por suerte mis padres estaban situados en un buen nivel social, y no me faltaba nada. Desde pequeño me había vuelto un as con un balón en los pies, por lo que, había despertado gran interés sobre algunos equipos. No precisamente era de mi agrado que me utilizasen porque fuese bueno, por lo que nunca estuve a gusto en ningún sitio. Mi padre me decía una y otra vez que iba a tener un éxito rotundo por todo el mundo, pero yo no creía esas palabras, por lo que, cuando pude, puse pies el polvorosa. Mi "desaparición del mundo" causó un "BUM" en los medios informativos, por lo que prácticamente todo el mundo me conoce, o al menos, le suena el apellido "Beckenbauer". Un mañana, como siempre que iba a recoger el correo, encontré un sobre un tanto singular, era una invitación, o al menos eso lo parecía. Al abrirlo y leerlo, pensé que era una broma, pero no, no lo era. Se trataba de una invitación para la estancia en una mansión, Nemuke no sequé, algo en japonés seguro.

No me negué a ir, con el pensamiento de encontrar algo nuevo.

Imagen del personaje:

Spoiler:

Extras: -

Como buen ciudadano, yo acepto.